La vieja banca del parque...
las hojas que el otoño dejó atrás,
el cielo que brilla color plata,
y la suave brisa de un frío despertar...
un reloj de bolsillo marca la hora,
y la iglesia sus campanas deja sonar,
un café me anima,
un libro me entretiene,
y los ojos de una mujer sonriente...
mientras miro al sur y al oriente,
y los suaves roces de la brisa poniente.
río en silencio,
ante el brillo otoñal,
de un abril sin igual...
con el canto melancólico de la fuente,
y el sencillo pasar de la gente...
mientras recuerdo sin recordar
un momento inexsistente...
en mi banca del parque...
por siempre presente.