El Peregrino

Durante la

martes, 29 de noviembre de 2011

Jazz

Noche.
Noche estrellada, noche estrellada macabra sombra de difusa esperanza.
¿Porqué será? Siempre es iguál.
Noche sin final, noche llena de chasquidos chasquidos de luces chorreantes crespados resplandores quebrados albores de un ente inmaterial.
Sueño hecho realidad, realidad hecha sueño, conviven ángeles y demonios entre luces y silencios.
Siempre es así, primera pero no última anhelo de desesperación.
Si, es así, como fluyen las aguas de los rios y los trinos de los pajaros vespertinos
Si, es así, fácil y sencillo. No tiene costo ni sentido.
Noche, noche negra, dama oscura amada por muchos y gozada por pocos, eres tu reina de todo y todos, musa madre de las artes y las ciencias, musa entre las musas, triste rostro muestras pálido rostro de luna.
¡Oh madre nocturna! tuyo es el vestido de estrellas y sombras, tuyo es el silencio de las palabras
¡Oh inspiración pura! de cientos de poetas su mayor locura.
Noche tras noche su inspiración los lleva. Ardiente insomio del eco de voces silenciosas, eco que resuena en las paredes de la mente vacia y hace del tonto poeta y del poeta cantor.
Ardiente insomio, dosis furiosa de aquellos que no conocen el sol.
Siempre es así, un eco profundo dentro de las cavidades del silencio, un eco que alude y golpea, un grito silencioso que corroe entre huesos y viceras.
No es la noche.
Es la esencia de la noche.
Jazz para el fin