El Peregrino

Durante la

jueves, 15 de enero de 2015

El nudo

¿De donde proviene el pensamiento? ¿Donde nacen nuestras ideas y nuestro sentir? 
La sutileza del pensamiento efímera nube y sin embargo la estructura más fuerte que nos aleja del resto de los animales sobre la tierra, su existencia pareciera tan dudosa como la misma existencia del ser. Del mismo modo su posesión y su medida pues ¿acaso podemos medir un pensamiento o tener la arrogancia de achacarlo como propio? Donde pues se teje esta red que no es sino la voz misma del alma.¿Acaso un conjunto de componentes al azar entrelazados son los que dan origen a lo que conocemos como existencia? Nuestro pensamiento se construye a partir de nuestra relación con el exterior y la relación que creamos con él y los individuos a nuestro alrededor, sin embargo pareciera haber un componente extra en esta receta y es nuestra percepción ante estas relaciones ¿pero? que es nuestra percepción sino una construcción misma de nuestro ser, sentidos, sentimientos, cultura. Todo influye construyendo nuestra individualidad.
Pareciera como si el alma en su búsqueda de expresarse construyera su propia cárcel tejiendo los umbrales de su propia jaula, el desesperado grito del artista al tratar de plasmar su universo dentro de lo material de la existencia, colores que se armonizan en susurros o chillan entre gritos, sonidos que se entrelazan para conmover el corazón, instantes de movimiento continuo congelan las pasiones más profundas del ser tras los suaves o delirantes movimientos de la danza, la representación de la vida escrita como vida misma para que otros le den interpretación, palabras conjuntadas tratando de rebasar las barreras del texto y convertir los sentimientos en algo tangible y físico. 
Y sin embargo estos sentimientos aunque propios no son sino la construcción misma del universo en el que se habita, no existe el caos o desorden puesto que todo desorden pertenece muy en lo profundo a un orden quizás antes establecido. Encontramos desesperante la creencia del destino cuando en realidad es nuestra libertad el seguirlo, no porque los caminos estén escritos significa que han sido andados, no porque se repita una voz significa que su canto no sea nuevo. 
¿Cual es entonces el origen de nuestros pensamientos y nuestra existencia? Seria muy arriesgado el decirlo a la ligera pero ¿no será la existencia misma la que da origen a todo, no es sino nuestro propio andar, nuestra relación con otros y el entorno, un karma invisible que arrastramos día a día como chirriantes cadenas en nuestro andar? ¿Destino? No, no por lo menos de la forma en que se le concibe, no una condena dramática e inflexible, sino una serie de caminos que se entrelazan y uno lleva a otro, aunque  sea uno el que de manera consciente o inconsciente decide por donde rondar estos senderos, si seguir adelante o dar media vuelta, si detenerse a analizar el rumbo o ir ciegamente, de este mismo modo es que se traza un nuevo rumbo creado de varios rumbos ya andados en el pasado.
Un nudo construido por el mismo andar y modificado en cada instante entretejiendo las finas costuras del universo entero, el soplo del alma que se construye y se encierra dentro de los suspiros de su propio canto.