El Peregrino

Durante la

sábado, 23 de enero de 2010

Una Luz de esperanza

¿Se puede extrañar a alguién inexistente?¿se pueden recordar momentos nunca vividos?¿qué es el amor?¿y por qué o quién lo siento si nunca lo he experimentado? El amor es un sentimiento de dos personas, más cuando solo hay una y la otra desde siempre ha sido inexistente no hay mucho de donde agarrarse. En este tipo de cosas pensaba mientras sorbía lentamente el licor que me había servido el mesero en la barra, -parece que vá a ser una noche fría ¿no cree?- me comentó con desden, yó solo lo voltee a ver y me encojí de hombros, la verdad me daba los mismo donde pasara la noche y como, -es extraño ¿no cree?- insistió en la charla, de mala manera le conteste-¿qué?- el me volteó a ver -mientras algunos andan por el mundo buscando probar nuevas experiencias con distintas gentes, pero usted es el único acomplejado a falta de amor verdadero- dijo con cierta tranquilidad mientras limpiaba un vaso de uno de los hombres que se acababa de ir, yo solo me resigné a mostrarle una cara de desagrado, en momentos como este lo que menos necesito es alguién que me adivine los pensamientos.
El bar se quedó en silencio un par de minutos, yo solo contemplaba mi copa de licor, en eso sentí el frío de una mano sobre la mía, era una mano suave y me sujetaba con dulzura, pero me sorprendió el frío que tenía, en eso escche una voz femenina muy suave -tiene razón, uno no debe acomplejarse ante el amor, el amor viene  cuando uno menos lo espera- en eso volteé a ver a la dueña de dicha voz, era una jóven, muy blánca y brillante, de pelo negro y rizado el cuál caía dulcemente sobre sus hombros para darle un toque de delicadeza a su frío rostro, ella me miraba con dulzura y cierta ternura, sus ojos reflejaban el verde del jade y el amarillo del ambar.
-No deberías sufrír por lo que te ha pasado ni añorar en el presente, mejor solo deja al tiempo que este traera algún fruto en tu futuro- dijo con la misma dulzura y viendome con cariño, -es curioso sabes, me parece conocerte de algúna parte-le dije con un poco de interes -¿de donde nos conocemos?- pregunté con inocencia, -desde siempre en aquél lugar que tu conoces- respondió con suma calma, yo soy a quién esperas, yo lloro tus lágrimas y te beso en tus alegrías, yo soy quién te sonrie y en quién piensas cuando estas solo...- entonces sin decirme nada me abrazo fuertemente contra su pecho, no podía contener mís sentimientos y tomandole por el cuello le dí un beso como nunca se lo pude dar a una mujer, fue un momento de extasis, solo eramos ella y yo, no había bar, no había mesero, no era de noche ni era de día, solo eramos ella y yó amandonos en medio de la soledad; -es chistoso- dijo - tienes filosos los colmillos, tal cual como me imaginé- en ese momento salí a la puerta con ella y sin poderme contener la besé de vuelta, solo quería vivir para estar con ella, ya no había sufrimiento, no había más dolor, solo eramos nosotros dos amandonos en medio de la noche, en eso ella desapareció con la briza de la noche la cuál me dijo al oido un suave adiós.
En ese momento abrí los ojos y ví el resplandor pálido de la luna y las estrellas sobre mi cabeza, mientras tanto sentí como brotaban mis lágrimas por entre las comisuras de mis ojos; sin pensar mucho monté mi vieja motocicleta y emprendí el rumbo en la carretera con la única guía la cruz del sur.
¿Se puede extrañar a alguien inexistente?¿se pueden recordar momentos no vividos?¿qué es el amor? ahora no importaba, sabía que algún día encontraría respuesta a esas preguntas.

lunes, 18 de enero de 2010