El Peregrino

Durante la

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Lo importante no es llegar... lo importante es el camino

    Bien dice nuestro camarada Fito Paez acerca de la vida "lo importante no es llegar... lo importante es el camino"; muchas veces leemos acerca de la felicidad, acerca del amor y el éxito y yo me pregunto camaradas ¿donde está todo eso que varios dicen tener y al fin y al cabo parece ser una carencia de nuestra sociedad? ¿cuantos de nosotros nos podemos decir "plenos" satisfechos y que nuestra vida es una maravilla? ¿al ver el tedio de cada día, las cosas con las que hay que luchar, el escuchar de tanta muerte y dolor tanto en el país como en el mundo? ¿Cuando vemos que el dinero apenas nos alcanza para vivir como Dios manda (y a muy pocos)? ¿que puede motivarnos a decir "esto es hermoso"?
    Pues bueno, esta pregunta me la he venido haciendo toda mi vida (y miren que ha sido corta) y creo haber llegado a la misma conclusión que el camarada Paez, uno siempre se preocupa por lo que vendrá, se enfoca en conseguir sus cometidos cueste lo que cueste, y si no los logra o sucede algo en el camino uno se frustra, o si por el contrario sucede algo bueno uno no lo llega a disfrutar por completo dado que se enfoca en una meta y se cierra a lo demás; ojo con esto no quiero decir que el tener metas en la vida sea malo, ni el preocuparse por el prójimo y mucho menos el ser ajenos a la realidad de la actualidad, pero simplemente lo que propongo es cambiar un poco la dinámica en la que uno vive, recuerdo hace un par de años tuve que leer un extraño libro de espiritualidad escrito por un católico irlandés (ojo no me malinterpreten, soy creyente pero trato de no tener una fe ciega ante mis creencias, de cualquier manera ese es otro tema) en el libro nuestro compañero nos comentaba la forma en que el aprendió a vivir su espiritualidad, como por ejemplo si uno hace un plan muy riguroso de su vida y por alguna razón no lo llega a completar ¿que pasa? uno se frustra y odia que le sucedan imprevistos, y por más buenos que sean uno se ciega y no puede apreciarlos porque no van con el plan estipulado, por otro lado si uno no planea nada, bueno simplemente es difícil que llegue a hacer algo, a que va todo esto, que uno debe aprender a planear pero ser flexible ante los cambios y los imprevistos que nos puedan ocurrir y tratar de sacar lo mejor de cada uno, de vuelta Paez, lo importante no es llegar... lo importante es el camino, hay que planear el curso de nuestra vida (si para que tenga un cierto orden) pero no hay que caer en la arrogancia de creer que uno hace planes perfectos y que como tales van a funcionar como un reloj suizo, hay que entender que hay cosas que se nos escapan de las manos, imprevistos que nadie puede prevenir por más análisis prefecto que se haga de la situación, es por eso que es necesario a veces confiar en un ser superior (digamos en este caso Dios pero queda abierto para cualquier creencia) ante el cuál ponemos nuestros planes de vida y el dictará como ha de correr el destino.
   Quizás muchos piensen después de esto que dejé la crítica de lado o que perdí ese cuestionamiento filosófico para dudar de todo lo existente, pero a veces cuando uno llega a la conclusión que duda de todo es entonces que uno entiende que son dudas que jamás podrá resolver y quizás pueda encontrarse algo de paz ante tal desorden en la creencia de un ser superior como ser creador y que rige un supuesto orden en el cuál habitamos, de cualquier manera ese no es el punto de este escrito.
    Con esta entrada lo que intento es mostrar como a veces uno se preocupa por lo que pasa y no disfruta a su alrededor, a veces la alegría está ahí, en una llamada, en la suave brizna soplando sobre la cara, una canción en la radio, la sonrisa de alguien, o simplemente la tranquilidad de saber que uno hace lo correcto, puede uno preguntarse ¿bueno pero como sé que no podría hacer más, o que tengo que esperar? bueno es sencillo, el escritor del que les contaba también habla de eso en su libro, cuando uno hace lo correcto o todo lo que está a su alcance, o simplemente toma la desición correcta hay un sentimiento inexplicable dentro de uno, una extraña paz invade a uno luego de estas situaciones, justamente es eso a lo que se refiere nuestro camarada Fito, que busquemos esa paz, esa alegría que puede haber nada más por el simple hecho de existir, esa es la verdadera alegría, esa nos hace ver el mundo un lugar un poco más bello a pesar de los dolores que vivamos en nuestra sociedad, esa alegría es la que nos hace pensar objetivamente y poder entender al otro, o aunque no lo entendamos poder ver en el a un ser humano por más difícil que nos parezca, es así como uno puede amar a los demás cuando consigue la tranquilidad de ser pleno en verdad, les puedo asegurar que las dudas los seguirán rodeando, las penas y la seriedad tocarán todos los días a su puerta, pero ¿que cambiará? la forma en que reaccionamos ante estos obstáculos de la vida, las dudas podrán rodearnos pero jamás abrumarnos, el dolor y el miedo podrá hacerse presente en nuestra vida, pero no nos detendrá para hacer lo que sea correcto y nos dará el valor para sobrellevar las penas y dolores a los cuales estemos expuestos, no olvidaremos el dolor humano ni las penas, no nos olvidaremos del hermano desauciado ni del enfermo doliente, simplemente sabremos como manejarnos y sobrellevar la carga que todos tenemos día a día, la felicidad no está en las cosas elaboradas o en los pensamientos más profundos, la felicidad es algo sencillo, de las cosas más sencillas que hay, y sin embargo muy pocos la han conseguido, muchos se pierden en grandes luchas buscando un objetivo que quizás nunca alcancen sin disfrutar lo que hacen, solo a merced de lo que vendrá, y saben algo compañeros así no vale la pena vivir, retomando una frase que use en el escrito anterior, dicen que uno no muere cuando el corazón deja de latir, muere cuando late sin sentido, lamentablemente habemos muchos que vivimos una constante muerte, de nosotros depende el dejarla de lado y vivir.
Lo importante no es llegar...
Lo importante
es el camino