El Peregrino

Durante la

sábado, 18 de diciembre de 2010

¿Inocencia?

Nací en un barrio pequeño, en una pequeña ciudad industrial, la verdad es que a pesar del paso de los años siempre me vi rodeado de cierta magia y fantasía. De chico mi abuela solía leer la borra del café esperando encontrar algún futuro que fuera bueno, mi abuelo hablaba de fútbol y le encantaba leer, la política en el país siempre fue un desastre, pero siempre había lugar para un pequeño regalo o para una comida, mi tía tapizaba las paredes de su cuarto con dibujos y posters de bandas de los ochentas y noventas, mis primas, aún chicas escuchaban esa música que tanto nos unió como familia, mi otra abuela tiene un jardín, un tango para cantar todas las mañanas y una historia o broma para cada tarde; así podría nombrar muchas cosas más que envolvieron mi pasado y me formaron para lo que ahora soy...
Sin embargo este escrito no va con esa intención, va con lo que vino después, pasado el tiempo, mi madurez fue aumentando al igual que mis conocimientos, y me vi convertido en un filósofo al cuál es difícil verle la cara de tonto al exponer alguna teoría, descubrí que es difícil que alguien me sorprenda con algo que quiera mostrar como grandioso, en ese momento me sentí desdichado... desdichado porque me dí cuenta que la vida no son cosas grandiosas sino pequeños detalles, a veces, tan pequeños que no puedo verlos, pero puedo sentirlos dentro mío, y descubrí también como la vida al mudarme a la gran ciudad rompe dicha magia haciendo difícil mantener ese encanto, somos bombardeados por tanta información y tanto comercio que no nos permitimos sonreír bajo la lluvia, llorar por una canción, alegrarnos con una sonrisa ni disfrutar tranquilamente de un café con amigos. Es entonces que decidí no dejarme vencer por el entorno y conservar dentro mío esa magia y fantasía, para compartirla con los demás y que se haga más grande y para que dure mas tiempo, que mis hijos conozcan lo que yo viví y que lo amen como yo lo amé, porque la vida sin esa magia se vuelve muy fría y calculada, como si todo fuera obra de un caos que carece de sentido alguno, mientras que la magia y fantasía la ilumina y la hace hermosa.
No se si sea un inocente que no quiere ver la realidad, o si sea un soñador, lo que sé es que amo lo que siento y no pienso perderlo por la actualidad que trata de devorar todo lo que hay puro a su paso.
Puedo parecer un soñador, o un inocente, quizás hasta imbécil, pero no me importa, porque siento que eso es lo que me hace ser distinto a los demás y luchar contracorriente.