El Peregrino

Durante la

lunes, 18 de octubre de 2010

La vida pasa tán rápido...

El corazón de un ratón late 700 veces por minuto, produciendo un sonido parecido al de un zumbido más que el de un latido; cada latido un universo explota e implota y con el surgen y acaban todas las cosas. La vida es tan efímera, como si el universo pudiera captarse desde su primer explosión hasta su futura implosión, todo dentro de un latido de uno de estos diminutos animalitos.
Tantas oportunidades que desechamos, tantos besos que prohibimos, tantas sonrisas que negamos, tantas peleas, tanto desanimo y tanta frustación que hacen de nuestra vida un sufrimiento constante cuando en realidad debiera ser un festival de luz que engrandeciera todo el placer y acto que implica el vivir y existir sobre la faz de la Tierra.
El ritmo de la vida es cada día más rápido, como si el universo se supiera próximo al final y quisiera hacer todo lo que no logró antes, sin saber que en realidad debió haberlo hecho desde un principio, ya no alcanzamos a disfrutar a nuestro alrededor y, lo que es peor nuestras preocupaciones son una gran y densa cortina que no nos permite ni ver a los demás ni ver a nuestro alrededor, y, cuando menos lo esperamos aquella ocasión que tanto deseamos se va entre nuestras manos y no nos damos cuenta porque estamos sumisos en nuestra mente.
Aprovechad cada oportunidad que la vida os da compañeros, disfrutad cada cosa en su medida y como si fuera la última vez que les ocurre, generalmente es más divertido así...
No dejéis que los problemas abrumen vuestra mente ni vuestro corazón, porque no hay sufrimiento peor que el que la vida se pierda en un sin sentido de monotonía porque no pudimos ver más allá de nosotros mismos.
La monotonía y la pasividad son los peores enemigos de un corazón activo, de una vida al máximo, evitadles a toda costa, y, cuando haya que dejar pasar las cosas, olvidad toda empresa, no hay nada más que se pueda hacer en el juego cuando el otro jugador no mueve sus piezas, que también es una forma de jugar, y quizás la más dura... dejando el juego para nunca volverlo a retomar.
Yo he perdido varias oportunidades a lo largo de mi vida, y de cada una he aprendido algo nuevo, sin embargo admito que no me ha sido fácil el aceptar ese tipo de situaciones, no porque no sepa admitir mis errores sino porque he vivido encadenado a ellos, espero que ustedes sepan ver mejor que yo y descubrir aquellas cosas que yo no he sabido, para que disfrutéis más de la vida.
En lo que a mí resta veré de que manera compenso todo lo que he perdido, de alguna manera lo haré, aún cuando haya cosas que quizás se hayan perdido para siempre...