El Peregrino

Durante la

domingo, 12 de septiembre de 2010

El último de los condenados...

Sí supierais lo que ha sido su vida...
Si supierais las intrincadas complicaciones del no morir.
Una condena eterna bajo el yugo del lamento, una existencia anacrónica como muestra del desface de la cultura.
La eterna búsqueda de la pureza... cuando lo único puro es la blasfemia de los seres humanos y sus corruptas artimañas llenas de desvaríos y vertiginosos andares sin sentido para acabar en miserables tumbas talladas en oro y bañadas en sangre de cientos de inocentes...
Lo antes nombrado como amor ahora es una vana excusa para apaciguar las pasiones carnales más bestiales que pudierais haber presenciado, perdiendo con ello todo su valor y belleza para ser un signo más de la decadencia de vuestra raza.
Vuestros ojos llorarían sangre y vuestras bocas gritarían sin emitir sonido alguno ante tal infierno, bajo el cuál él a vivido desde que tiene memoria...
Olvidad toda esperanza y resignaos ante la impureza y los bajos placeres, olvidad de todo valor o nobleza, solo recordareis una cosa... el oro albergado bajo vuestra puerta, eso es lo único importante en este frenético avance rumbo a una destrucción inminente.
Vuestros antepasados profirieron palabras en búsqueda de una verdad y una justicia, estás fueron acalladas bajo la sombra de las armas, ahora es tiempo que vosotros levanteís el mismo grito de guerra, que toda la Tierra retiemble y se sacuda sin parar ante el eco de vuestras voces, porque es menester que la Tierra vuelva a temblar bajo vuestros pasos y que no quede ningún resquicio de paz, hasta que se haya eliminado todo aquello por lo que alguna vez vuestros padres lucharon.
Los condenados han sido vencidos, pero la guerra aún no ha concluido, todavía hay esperanza en todo  aquél gallardo hidalgo o heroína que, con gran honor y destreza desenvaine la espada ante las impurezas y las corrupciones del alma humana, que en su mirada se vea el resplandor de míl lunas que iluminen las más oscuras noches, donde solo reina el misterio y lo desconocido, esos hidalgos que noche tras noche erraban por la Tierra en el trágico avance rumbo a su destrucción eliminando todo rastro de locura humana, bebiendo noche tras noche la sangre de aquellos cuya vida no valía la pena para darles una nueva vida llena de luz ante un mundo de sombras, sabiendo que semejante placer cargaba consigo la pena de quién es perseguido y cazado por el miedo que causa, miedo que solo puede causar la ignorancia ante la mente indefensa de quién se sabe al borde de lo desconocido, miedo a la no existencia aún cuando es sabido que esta no viene con la muerte, por el contrario con el sin sentido de la vida.
Reunios hijos de los condenados, creaciones perfectas de seres errantes en búsqueda de valores puros, iluminación y paz, reuniós y levantad vuestros puños, alzad vuestras voces porque el infierno es inminente para todos y todos ya formamos parte de él , algunos se han perdido bajo la codicia y las perdiciones humanas, pero sus esperanzas anidan en encontrar aquél que sea errante, aquél cuya vida sea una eterna condena, que sea rechazado o que esté olvidado, porque todo aquél que seas así es hijo de un condenado y como tal merece el derecho a luchar por lo que cree y a ser respetado por los caminos que su vida lo lleve.
Por tanto no podréis volver a ver la luz de este mundo dado que las llamas podrían quemar vuestros preciados ojos y vuestra delicada piel; solo podréis andar de noche, cuando vuestros ojos se iluminen con los de los demás para descubrir y transmitir la verdad que todos portáis dentro; no podréis acercaros al fuego, vuestro volátil cuerpo lleno de emociones ardería sin piedad antes de lo que una llama pudiese deborar un frágil pergamino; vuestra piel palidecerá y se volverá pura ante la frialdad de la noche cuyo rocío será siempre vuestro refugio y su brisa vuestras lágrimas; amareis la vida tanto que queráis transformar a todos aquellos a quién os encontréis, pero cuidado porque la raza humana os temerá, y existen varios entre ellos que os buscaran para eliminaros del mapa, evitadles, son almas perdidas en un infierno peor que los Círculos por Dante expuestos.
Vosotros que lloráis,
encontraréis fuerza,
vosotros que gritáis,
encontrareis esperanza,
vosotros que soñáis,
encontrareis resolución,
vosotros que os escondéis,
encontrareis una salida.
Vosotros sois hijos de condenados, aceptad vuestra condena de ser distintos a los humanos, no podéis seguir pensando que sois la misma cosa, tenéis un gran parecido, pero nunca podréis comparaos ante semejante impureza, vuestros corazones laten, laten aún cuando su piel es fría, los de los humanos laten pero para calentarse, son piedras, el infierno les ha carbonizado el corazón, pero a los condenados el frío os mantiene, mantened la mente fría y el corazón ardiente, solo así podréis aguantar vuestro yugo.
Sois los nuevos condenados, id y haced lo que vuestro corazón os guíe, convertid a la especie a todo aquél que muestre un corazón puro, seguramente no será necesario ya será consciente de su propia condición.
Sois los nuevos condenados, bajo vuestras espaldas pesa el yugo de un infierno de inconformidad y desasosiego, sobre vuestra mirada yace el brillo de la verdad y la vida, sobre vuestra piel surge la pureza y la limpieza de corazón, y sobre todo, sobre vuestra boca surge el grito a la vida, la fuente de vuestra rebeldía, el desquicio de los humanos, vuestra salvación...
Esta es mí última carta...
Soy el último de los condenados.