El Peregrino

Durante la

martes, 16 de diciembre de 2014

Cuentos y enseñanzas, la verdad sobre el arte

Existen muchos cuentos escritos en la memoria, enseñanzas y narraciones que han marcado el paso del tiempo otras han sido olvidadas y sin embargo cada hombre escribe sobre su propio andar y sus propias experiencias.
No conocemos sino aquello que se nos presenta y que adaptamos desde nuestra entera percepción, hay muchos escritores algunos grandes otros no tanto, algunos los olvidamos queriendo recordar su nombre y saber más de su enseñanza, otros los recordamos sin tener mucha idea de porque se han mantenido. A veces leemos algo cuyo sentido es tan propio como propia es la historia de cada quien, otras veces nos enfrentamos con seres cuyas palabras se han inmortalizado no por su contenido sino por la buena o mala interpretación que han tenido, llegando a nuestra realidad como algo que resulta ajeno a nuestro cotidiano. Y es que ese es el peligro de todo escritor en su afán por inmortalizar su nombre y querer decir "aquí existió un hombre llamado..." nos enfrentamos al olvido, al desprecio, nos enfrentamos a ser incomprendidos y malinterpretados; pero ¿no es acaso es el reto más grande y más hermoso? los artistas son seres inservibles para la sociedad de momento que su producción solo sirve para la admiración del resto, su trabajo se aleja de la realidad y surge a través del sufrimiento que acontece la necesidad de expresarse, admitamoslo somos la pieza más sensible e inservible de la sociedad, no producimos alimento, ni conocimiento que sea productivo, no creamos máquinas ni cálculos exactos para entender la naturaleza, y mucho menos nos interesa el mercado y el consumo.
Los grandes escritores, los grandes artistas, aquellos que nacemos con el estigma de Cain de ser vistos como materia inservible no somos sino uno de los pilares evitando el colapso de la sociedad humana; nosotros somos el espíritu, el ser corrompido que recuerda que el humano no es solo un montón de huesos en movimiento, somos la expresión de la vida y la rebeldía de la naturaleza ante una mente cerrada, nuestro aporte va más allá de la razón porque carecemos de esta en nuestra obra, somos cultura, pensamiento, no podemos calcular las estrellas del cielo pero si podemos decir lo que cada una nos dice, no podemos contar los números que existen en la naturaleza pero no hay nadie que la entienda como nosotros lo hacemos.
Anónimo... palabra que refiere a aquella persona de la que se desconoce su nombre e identidad, muchas obras portan con dolor este nombre, es terrible y lleno de misterio el encontrar palabras, obras y creaciones sin dueño, transforman a la persona en un misterio, casi una suerte de ser mitológico alejado de la realidad humana, queremos saber que cruzaba por su mente al realizar tales obras o que musa guió sus pasos al escribir, melancólica la pena que nos abraza al darnos cuenta cuán existencial es el pasado, solo nos quedan restos inertes de una existencia, un par de frases que "alguien" escribió, cualquier interpretación es falsa al carecer de medios para entenderla que no sea la palabra escrita. Solo nos queda el ahora, la deformación de los mensajes que quedan escritos sin saber hasta cuando sobrevivirán, la constante transmutación del pensamiento que se deforma y transforma de la misma manera que el mundo en su curso a través del universo; el paso de los artistas y escritores no yace en su obra, en su nombre o recuerdo, es en el mismo pensamiento del ser humano, en su expresión misma de la actualidad donde se traduce el andar del artista y escritor, una suerte de conexión entre autor e interprete donde aun olvidado el autor sigue existiendo dentro del llamado imaginario popular siendo entonces inmortal para la cultura de donde surgió.

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Apatía de la existencia

Apatía al haber perdido las palabras, al no encontrar canto que entonar cuando lo único que se busca es cantar en si.

Apatía ante la niebla que todo lo cubre perdiendo el rumbo del aquí y ahora, apatía por el pasado y desdén por el futuro, un vaivén perdido en la simple existencia, insoportable la levedad del ser. 

Escribir frases solo al viento esperando este traiga respuestas de dudas hace tiempo olvidadas, encontrar que los dones se esfuman con el paso de los días ante la agonía sutil del vivir cada día. Es una desesperación constante el ver lo que fue, lo que puede o no ser, el deseo latente ante un camino desencantado que se niega a ser andado, presente efímero que en un instante eterno se  transforma en pasado y olvido, lento andar de gigante taciturno que inminente marca aquello que los mortales llaman tiempo.

¿Deseo suicida? no, ¿impulso a una nueva vida? quizás, es difícil entender lo que sucede cuando la mente se nubla y se estancan los pensamientos, aunque se avance cada día la jaula se torna más y más chica hasta que se colapsa en el cuerpo de uno y empieza a consumir sus entrañas y todo aquello que se dice "puro". ¿Es que acaso se ha perdido la humanidad a lo largo de la existencia? no es el mundo causa de tal desastre sino el mismo hombre que es dueño de sus pensamientos, lenta involución y dependencia como si una luz se hubiera apagado dejando solo el humo de una existencia sin calor.

Quizás una de tantas vueltas al pasado haga de una memoria un pensamiento, es necesario quemar la tierra y removerla para que nuevas plantas, nuevos frutos, quizás sea necesario remover la mente y el cuerpo, destruir todo lo existente tras las llamas de una esperanza que se alumbra pequeña y tenue como una estrella perdida en la oscuridad.

¿Porqué? ¿Porqué es así? resuenan miles de palabras en su mente, gritos secos por el polvo que los cubre, claman como fantasmas queriendo levantarse de su tumba pero ¿que puede sacudir las flores del camposanto cuando las ataduras han corroído los cadáveres?

En el fondo una voz lejana llama, aquel que a lo lejos mira sin mirar acompañando una unión en medio de la oscura soledad; ahora es un recuerdo resonando que lentamente sacude lo que queda de tiempo en la existencia. ¿Es acaso el universo el que confabula alrededor de semejante locura? no es posible, es uno mismo el que forja los grilletes y se nubla la vista ante el resplandor de nuestros días.

Estar atado entre cuatro paredes forjando ideas que pudieran sacudir los cimientos de la humanidad mientras el cuerpo se cubre de moho y desperdicio, cadáver hermoso de un instantáneo y titilante quizás. La duda que consume todo valor humano, no hay peor guerra que la que se libra en contra de la naturaleza de uno mismo, pero solo esta puede librarnos de tan terrible enemigo. ¡Qué la vergüenza no te tome desprevenido, este cadáver aún se mueve!.

Tal vez la apatía no lo sea todo... 
Tal vez sea el miedo el que sacude las almas y las inmoviliza cual veneno de animal ponzoñoso, y en medio de oscuridad y espesa bruma clama maldiciendo el día que dejo de brillar. Pero bendito es el día en que movido por una tenue ilusión el violín se vuelve a pulsar, bendito es para aquellos que nada han perdido sino su ser mismo y a tientas lo buscan como un desgraciado en la oscuridad.
No la apatía no lo es todo, algo suele haber detrás de las letras desordenadas, en un rincón lejano se tejen hilos que es imposible cortar; no podemos decirnos salvados, sería ingenuo y superficial tales palabras; el hombre debe luchar contra su naturaleza por el resto de sus días y solo al filo de la muerte, cuando esta le alcance como consuelo y descanso podrá ver que su lucha constante fue la que le salvo.


jueves, 28 de agosto de 2014

La densidad del alma

El salir, salir y entender los rayos del sol cuidadosamente acarician cada árbol y lugar de la tierra; luz, luz entrelazada en un paisaje que se altera conforme avanza la existencia de un ser que cuestiona las razones que lo mantienen en vida y lo invitan a moverse.

En verdad es imposible medir el tiempo o el espacio, ¿como calcular aquello que sucede y a su vez se esfuma? ¿ no es sino el mismo acto el que da efecto a cada instante? ¿como entender aquello que fluye?, es tan hermoso el instante que se entiende como eso, solo un momento vivido y se contempla toda la grandeza de Dios, una existencia eterna y enorme que nada tiene que ver con la miseria de la vida humana.

El sólido avance del ser por el universo eso es la existencia, una existencia encadenada a la cárcel de un cuerpo cual condena platónica marca del pecado original, misma que hunde en la miseria y exalta las almas de los mortales dentro de su patética miseria; no podemos sino añorar mejores tiempos, días más claros y una vida más perfecta; los ojos del hombre se ciegan ante la infinitud del universo, su piel se seca a lo largo de los días y el sudor de su pesadez marca la fiera desesperación de este por hacer algo que de verdad sea trascendente cuando tal idea no pareciera existir por lo menos dentro del plano terrenal donde solo hay aprendizaje, emociones, contemplación y miseria, misma que es causada por la mano humana al no medir lo insignificante que es dentro del universo.

Dicen que el alma pesa 21 gramos pero sería estúpido y carente de sentido el tratar de medir un cuerpo etéreo, algo que está fuera del alcance de la razón y quizás del mismo consciente humano. Seria de igual modo una tontería el intentar explicar la ausencia del alma en los seres mediante cálculos e instrumentos humanos, la verdad es que somos insignificantes, sin embargo hay algo de amor en esta insignificante existencia, porque aunque un grano de arena mas o menos aparentemente no afecte a todo el desierto ¿que sería del desierto sin su arena? o un arbusto en un bosque, por pequeño que sea forma parte del gran follaje que conforma todo el bosque.

El hombre es quizás el animal más inteligente y más imbécil a la vez que ha podido caminar por la tierra sus avances en busca de un progreso han sido quizás la historia más trágica de desaciertos jamás contada, porque puede haber instrumentos para mejorar la visión para hacer a los enfermos sanar, sistemas para que los ciegos vean, los mudos hablen y los incapacitados se muevan, pero no existe nada en la creación humana para el hombre desesperado, para el solitario o el loco, para los relegados de la sociedad, para aquellos que han sido invadidos por el miedo de sus propias inseguridades, para ellos no existe poder humano que les haga recuperarse; no es sino Dios mismo y la mínima parte de su existencia dentro del cuerpo del individuo lo que puede hacerlo salir, lo que puede hacer que su existencia aparente nos ser en vano, donde sea un hilo más en el entretejido del universo y donde si no existiera ese hilo no podría completarse la obra con la misma perfección. Muchas veces no escuchamos a Dios clamando nuestro nombre, el no puede hacer si nosotros no hacemos por eso nos llama somos su divina imagen y semejanza en un cuerpo de carne lo que nos lleva  a no tener la misma pureza de un alma libre, si no lo escuchamos Dios muere en nosotros y pasamos a ser una existencia monótona, un acercamiento a un ser no muerto, si lo escuchamos muchas veces nos dolerá se convertirá en una llama que hará arder nuestras entrañas hasta el fin de nuestros días, podemos oponernos, tratar de poner resistencia pero habrá cada vez más señales y más fuerza y luego sabremos que hemos destruido lo único puro que alguna vez llegamos a poseer. Si no escuchamos ya hemos muerto solo con él podemos seguir esta existencia, no con una promesa de un mañana mejor sino simplemente con la certidumbre que estamos haciendo algo divino dentro del universo y eso vale más que la promesa de un mañana más claro.

Nunca deja de soñar