El Peregrino

Durante la

sábado, 24 de junio de 2017

Estadíos en el desierto

Abrió los ojos a la realidad.

El blanco ruido taladró los oídos siendo incomprensible cualquier suceso, susurros inaudibles retumbaban como palabras en su mente ¿En que momento le invadió el silencio, cuando sus entumecidas  piernas olvidaron responder ante el único anhelo que la vida le otorgaba? la misma existencia. 

Todo a su alrededor sucedía con la costumbre misma adquirida por los años, sin embargo no podía entender que lo alejaba de aquel lugar y aquel momento, como si una inmensa e invisible burbuja lo envolviera apartandolo en la interioridad de su ser.

Durmió y despertó, desconociendo los límites entre el sueño o la vigilia, siguió sin despertar, quizás sin dormir, quizás tratando de recordar qué había sucedido antes de abrir los ojos, o si acaso alguna vez había existido ese instante que recordaba donde el tiempo y el espacio regían la concepción del universo. 

Solo rodeado de pensamientos con la existencia marcada en los dolores presentes, silencios abrumadores, muestras de vida de su miserable cuerpo aferrado cual hojarasca seca bajo el  azote del delirio.

Hubo conversaciones, hubo actos y hubo pensamientos, ¿Qué fruto prohibido le habría desterrado abriendo los ojos en un desplome sin tiempo ni espacio? Un titubeo, una mirada al abismo, la carencia de aire y un demonio que sonríe formaban corte en aquél limbo tejido de sueños y vigilias aparentes, páramo olvidado en los confines del alma.

Aquél llano traía memorias consigo, sonrisas familiares de antiguos fantasmas y miedos. Ya conocía ese lugar, con huellas de caminos ya trazados y marcas en el entorno que al mismo tiempo reflejaban el alma; esos sonidos y esos silencios, voces revueltas en el susurro del aire, entierros de la percepción en la agonía del tiempo, hoy le abrían los brazos una vez más ante una existencia inminente.

El encontrar familiaridad en aquél plano resultaba una alienada belleza y tranquilidad, quizás nunca logró abandonar el entorno, simplemente olvidó su existencia. 

Días sin tiempo, sin lugar, al alejarse el hombre de su cotidiano abre sus ojos al infinito, y es ahí donde pierde su individualidad, el universo entero se manifiesta en el interior. 

Un estadío de eternidad en un instante del tiempo, cual pintura de Chirico un tren que nunca avanza a ninguna parte, un menguante atardecer que se niega a sucumbir ante la oscuridad, y la contemplación de la soledad del hombre ajeno a su entorno.

-Este desierto tiene algo de sal- dijo el hombre, descubriendo como el hilo de sus palabras transformaban una idea en un acto de tiempo y espacio.
-Asemeja a un cristal molido que vuelve a la arena de su origen, del polvo surgimos y en polvo nos hemos de convertir- su voz se entrecortaba a cada palabra, perdiendo un poco de intensidad en cada sonido; sin embargo sus palabras seguían fluyendo.
-Quizás encuentre en este sol que me destroza un camino capaz de unir mi misera flama consumida en el candil del cuerpo, puesto que el fuego carcome mis palabras y ya mi garganta grita alegre el fin del pabilo.- 

Mientras sus palabras se transformaban en susurros una llama desmoronaba sus pies y manos, lentamente los miembros abandonaban el cuerpo deslizandose en el aire arrastrados por la misma briza de los susurros.

-Por última vez veo las marcas en la arena, algunas ajenas otras propias, mismas que el fuego ha grabado en la carne, una, y otra vez. Solo encuentro en el desliz de las palabras un dulce consuelo donde el fuego pueda abrirse camino de vuelta al sol, no hay lágrimas que derramar ni dolor que sentir  pues claro está, el fuego ha de destruir lo corrupto en su camino hacia lo eterno.- Su voz era inaudible, ya su torso desvanecido perdía forma humana mientras el rostro cedía lentamente contra el rayo del sol. Con un leve suspiro el rostro se perdió en las arenas, deformado y mimetizado en el polvo de su origen.

En un punto lejano unos ojos miraron el desierto.

lunes, 19 de junio de 2017


martes, 6 de diciembre de 2016

El fulgor de las luces locas

Subió al camión sin interés alguno, una delgada capa de gris flotaba en el aire restándole vida al entorno que se agitaba bajo el suave vaivén del frío y la llovizna. Entre finlandeses,  Edith, Carlitos y más tarde Yann harían que buscara con la mirada aquellas luces que como tantas veces le rodeaban, perfecta sincronía de la imaginación deformada por una visión corta, miopía de un cuerpo condicionado a las gafas del alma; finalmente ¿quién dijo que y como mirar?

Partida y final son condicionantes carentes  de tiempo e importancia, solo los hazes que danzan invisibles ante la mirada de los cientos que transcurren; imposible querer detener el instante en algo más que su propia existencia, cada nota tiene un compás e instante en el cual aparecer; azules, rojos y un verde parpadean ante un índigo que pareciera cubrir lentamente los silencios que carecen en el vaivén oscuro.

Paz que flota en la levedad de un ser que encuentra admiración al ser uno con el universo ¿que puede haber más perfecto?. Puede que solo seamos extraños que convergen en un mismo pensamiento, quizás una idea que ya ha sido olvidada, aunque no del todo.

Del índigo gris descienden en  vertiginoso desplome insignificantes notas que contra el frío pintan de irrealidad la refacción de la luz, juego de ilusiones ambulantes tras la iridiscente inestabilidad de un movimiento irregular e inconstante. Quizás solo la falta de razón transmute lo mundano en danza, al escuchar los clamores que se pierden en el horizonte de lo inestable e inesperado.


Qué escribir cuando se escribe

Inicios, dudas, retrocesos.
Entender un pensamiento que se manifiesta como un grito de forma silenciosa, algo amargo que se hunde en oscuridad, carente de belleza.

Estructurar, dar coherencia y forma.
Detener el flujo, decidir qué se queda y que no, es un instante donde todo puede suceder, donde las ideas se segregan y dudamos que camino seguir.

Olvidar...
Olvidar todo lo establecido, juzgar solo con la voz más profunda, finalmente no importa el resultado, es solo un proceso dentro de nuestra imperfecta naturaleza humana. Un instante que busca resonar en el eco de la existencia.

Sobre qué escribir cuando se escribe, una constante de duda, una incertidumbre, una desesperación en el acto al nacer donde sólo los pensamientos encadenan el destino de las voces, no perfecto, visceral, corrompido por las mismas entrañas de oscuridad que hilan el vaivén de los espíritus comunes, el trazo rígido, los silencios incontenibles ante tantas voces olvidadas, locas luces que destellan en la oscuridad danzante. Algo ha muerto.

Escribir.
¿Quién pudiera ser juez ante la incertidumbre de los actos? ¿ante los pensamientos? siendo ecos de olvido, quizás un Dios mudo encuentra en los sollozos música y percepción, única forma de conocer y autentificar la propia existencia. Jamás creación habrá que sea perfecta, siempre existirá un rompimiento, un desliz, una ruptura.
Entender, aceptar y amar lo imperfecto es la única forma, jamás se estará satisfecho.

¿Qué escribir cuando se escribe? 
¿Acaso existe alguna importancia al hilar palabras e ideas? ¿Jugar con telarañas mentales de hilos etéreos?  Francamente... No, no busca nada ni persigue algún pensamiento. ¿Qué escribir cuando se escribe? Solo aquello que resuene en el alma, todo lo demás es vano.

Soltar, no existen dueños ni pertenencias, solo fulgurantes luces en la oscuridad.
No son pretensiones, es una necesidad desesperada de encontrar un resquicio al que llamar hogar, aunque sea por unos instantes. Todo ha concluido pero la espera sigue, viejo telar que desgarra lentamente sus filamentos sin perder tamaño, las tramas cambian pero el dibujo es el mismo. Nada cambiará el mundo.


domingo, 6 de marzo de 2016

Te pienso

¿Porqué me mirás?
Porque te pienso.
¿Y en que pensas cuando me mirás?
Pienso en como serás cuando el tiempo nos alcance, como sera una existencia entrelazada en un pasado, miro tus ojos y pienso cuando sepamos hasta la última arruga de nuestro ser y podamos reconocerla tal como distinguimos nuestras palmas, la diestra de la siniestra.

Cuando el tiempo nos alcance y el suspiro se desvanezca evaporándose en un instante inadvertido; cuando secos nuestros labios de besos y palabras ahoguen el último "te amo" en un susurro ilusorio tan monótono como olvidado.

Te pienso frente a mi, cuando nuestras llamas se conviertan en cenizas y alcancemos a vislumbrar los vestigios del tizne y la hoguera. ¿Acaso podremos tomarnos de la mano y frente a frente permitir que el silencio ponga palabras a nuestro ocaso? 
¿Permitirás ser aceptada como un reflejo imperfecto de una construcción humana? ¿Permitiré una última derrota como acto de humildad ante la levedad del ahora?

Nos pienso juntos, sin más dibujos en nuestro rostro que las cicatrices como prueba de nuestra extinta luz. Solo un reflejo en nuestras pupilas, la última cicatriz de aquellos que permanecen unidos.

Nos pienso juntos, cada uno olvidado y perdido, dos pabilos consumidos cuyas estelas se pierden en la frontera de lo sustancial.

Si el tiempo nos alcanza, y con la mirada fija nuestros silencios pueblen recuerdos y vacíos, vacíos tan comunes y mundanos como el avance de los segundos. Si nos alcanza y nos encuentra, quizás vislumbremos la caída de viejas torres que erigimos y decoramos, descubramos el polvo que nos rodea, y en esas ruinas encontremos la faz de un espectro que jamás nos abandonó. 

lunes, 15 de junio de 2015

Los días felices

Recuerdo los días felices, un atardecer nublado, el cansancio del trabajo de la semana. El aire impregnado del suave aroma del índigo, café y polvo, risas en la esquina, alguna que otra cara larga, un par de lágrimas aquí, hojas y lápices amontonados por allá, el ácido pensamiento que nos sacude como sacudió a Ginsberg, a Sartré y a tantos otros en el pasado. La trompeta de Beirut marcando sus sones de marcha polaca medio desafinada entre el murmullo de un par de mortales entregados a las labores de la existencia, las revistas viejas, los recortes y los sueños que alimentan a los niños por las noches.

Bellos días felices, aquellos donde la carencia se volvía la madre del ingenio y el arte consistía en inventar algo con el poco tiempo que nos quedaba, aprender a vivir con lo justo y sonreír cuando tuviéramos un pesar. Nostalgia y melancolía bailaban de la mano entre fotos de lugares lejanos mientras estábamos también alejados, alejados entre nosotros y alejados en nuestros pensamientos. El cigarro a medio apagar teñía de tanto en tanto el aire que respiramos dando un contorno onírico a nuestra realidad ¿que tan mortales podemos ser? Andábamos de un lado a otro, trabajando, a veces bebiendo, disfrutando de las cosas pequeñas de este gran universo, la carne seca, el café cargado para no dormir, los regalos y las sorpresas de nuestros iguales, las estrellas contra el firmamento o el murmullo de la lluvia contra el cristal; alejados los unos de los otros, alejados de casa y alejados dentro de nuestros pensamientos.

Recuerdo el sol saliendo en las mañanas frías entre los techos llenos de humedad y los cables de luz, la dulce oscuridad que reinaba alrededor de los focos de luz que amarillentos pintaban las húmedas calles, la sonrisa de los niños cubiertos de tierra y los recuerdos bañados en polvo, casi como una pequeña postal de algún lugar que he olvidado o que jamas hemos visitado, así se presentan hoy y siempre estos bellos tesoros. La niebla salitre cubriendo nuestros pasos entre las yerbas y el frío que solía cubrirnos como compañero a lo largo de nuestro tiempo.

Vivíamos entre mortales tratando de soñar como sueñan aquellos que no tienen dios; a veces siendo profundos otras superficiales dependiendo que tanto estuviéramos dispuestos a abrir nuestra alma. La ropa cubierta de polvo o tierra era nuestra forma de entender que eramos materia de un mismo lugar.

No hay nada que un amargo no arregle, ni una luz más clara que la de los focos viejos en medio de un frío salón; nuestra alegría son las flores, una cubeta con agua en el pozo, un café por las noches de no dormir, nuestros días felices son en el frío, con la lluvia y el hambre calándonos el cuerpo hasta enfermar y mostrarnos lo fácil que se puede corromper esta existencia.

Nuestra propia soledad es el hogar que noche con noche nos cobija a lo largo de cada uno de nuestros viajes, quizás una sonrisa es la mejor resignación y la lágrima más secreta  ante todo aquello que nos consume. La dicha está hecha de pequeñas cosas, de flores y risas, del anhelo de un amante que nunca llegará o el creer que la vida merece ser vivida después de todo, no es descomunal ni se derrama como el agua de los ríos, es pequeña, como los granos de la arena en una playa.

¿Acaso hay razón para no creer que fuéramos felices? ¿o que es lo que radica en la felicidad? Triste sería encasillar nuestra alegría en una desesperada mirada occidental donde  esperáramos llegar  siempre a la vuelta de la esquina; quizás la vida no es perfecta, solo es feliz, quizás la misma humanidad es lo que hace perfecta la imperfección, entender este ciclo que sigue y avanza, quizás, solo quizás esa alegría que todos creemos tener en realidad no es más que una melancolía al entender como nuestro mundo no es lo que  nos pintaron y que aún la realidad más dura nos puede arrancar una sonrisa si sabemos adonde voltear.

Melancolía y nostalgia bailan esta tarde de la mano siguiendo las marchas de reencuentro e imperfección de Beirut, invitan a cantar y a sonreír recuerdos que hoy cargan consigo lágrimas, no por dolor ni sufrimiento, sino por belleza. El índigo nos vuelve a unir una vez más cantando con una voz que resuena como ecos en un hogar abandonado que alguna vez estuvo lleno de amor, el amargo corre entre mis venas, entre el recuerdo de cientos de rostros olvidados o de personas que jamás conocere. Mantengo el aliento que me ata a la realidad de estas letras y mis ojos se cierran al tratar de contener el aliento de estas notas que hoy resuenan como coros de alegría y paz. Un abrazo del índigo y del gris que se forma de la mezcla de letras y papel, que hermoso llegó a ser el pasado, que emocionante llega a ser el futuro y que insoportable es la incertidumbre del presente. Que feliz llega a ser la existencia.


martes, 7 de abril de 2015

Transmutación de la carne

Muchas emociones, cambios en la perspectiva del pensamiento.
Un choque constante que implica golpes de acero dentro del interior, una cruz que se acerca para ser besada... Es necesario que muera, que algo muera dentro para dejar que todo lo demás exista. Impulso suicida por amor a todo, quizás la única forma sea resignarse, cerrar los ojos y dar aquellos pasos que en la oscuridad se niegan a ser andados.

Algo se retuerce ¿como matar una parte del propio ser sin destruir los mismos cimientos del ser? ¿como separar el trigo de los cardos y reproducir la buena semilla? ¿Es que acaso se está tan hundido en la abyección de lo insulso que resulta ser la misma existencia? Solo el beso del madero y el placer de ser clavado puede dar fin al tormento y los azotes de la inconsciencia y el opio de la mente infantil.

Todo se entrelaza siendo la misma raíz del problema la razón de su posible cura, aun dentro del tiempo perdido hay esperanza.sin embargo una necesidad es la que destruye lo poco que se logra crear, dos fuerzas en disputa, años de sedimentarse la tierra cuesta de mover es necesario renovar cada mañana la lluvia de luz que confiere la esperanza a los ciegos.

Lo efímero de las emociones asemeja a una hoja de un árbol arrastrada en el aire por la fuerza del viento así mismo el avanzar de los días parece eterno y también instantáneo como quien contempla el avance de la existencia a penas consciente de lo que esta implica.

Un placer cuando llega el anochecer trayendo consigo el regocijo, sudor en el rostro, cansancio en la espalda y la sonrisa de un niño que se mira siendo ya un hombre sensato. Ser humano implica vivir con el rostro cubierto sucio y sangrando, hay quienes lloran, otros se endurecen como piedra, pero pocos son los que sonríen, olvidan la perfección y disfrutan el fuego que les consume.

¿Que no es sino el impulso aquel que destruye y que fuerza al hombre a ir en contra de su naturaleza el mismo que le eleva a niveles no imaginados? ¿No es acaso el este el metal insulso y perecedero? ¿No es acaso la carne que fétida se corrompe y se vuelve polvo? ¿Donde pues quedan las alturas?¿Acaso existe un cielo?

Que las dudas del hombre no destruyan la potencia del Dios que en todo vive.

Y así como el metal corriente transmuta en oro tras exponerse al fuego que le consume del mismo modo la carne se consume transmutando un sueño del futuro en solo un bello recuerdo del pasado.

La carne debe ser medio y manifestación, ideas que solo se pueden realizar a través de ella y sin embargo son ajenas de toda concepción, una pequeña representación de las alturas en un instante, iridiscente aun cuando la concepción humana lo pierda y sea solo otra hoja que el viento decidió mecer.

miércoles, 25 de marzo de 2015

¿Acaso hay alguien afuera?

Esto es cosa de locura, uno a uno cayeron los pilares y ahora solo existen ruinas de lo que se era...
Siempre se cargó con el mismo pecado, pero la vida había demostrado como transmutarlo en virtud verdadera que liberara el espíritu y desencadenara el alma de su pesado cuerpo terreno. Sin embargo uno a uno se han levantado los pilares de esta soledad y me pregunto si habrá alguien afuera que pueda escucharme en este encierro.

No es miedo, no solo es miedo, es miedo y decepción, una tras otra pérdida primero hacen que uno se cuestione, luego le hacen entender que quizás sea mejor evitar, aunque algo siga vivo adentro no es que se rinda antes de tiempo, no es que no quiera luchar, simplemente es que no cree que sirva de algo.

Al volver la mirada hacia atrás se descubren uno a uno los golpes que fueron destruyendo la fuerza de esta vida aportando más y más dudas, sin sentido, y confrontación. Desde tradiciones de pequeño, aquellas con la que uno crece y que sin importar lo que pase siempre son razones de alegría y de sonrisas y regocijo, pero que con el tiempo uno descubre que dichas tradiciones en realidad son espejismos de un tiempo pasado, que ni son tradiciones ni siempre son razones de alegría ni de regocijo. Un hombre que crece y se ve solo sin una pareja a su lado, donde cada apuesta parece un muro ante el cual uno se estrella constantemente, llegando al punto que la mirada ya predice que sucederá y como será el impacto. Un Dios que se busca en todos lados, dentro y fuera de uno mismo, que de verdad se busca el escucharle y pareciera que desea hablar cada vez menos o que dijo lo que tenía que decir. Ideales que una y otra vez se pusieron a prueba y no mostraron crecer sino hundirse cada vez más en lo miserable que es la vida humana, haciendo la eterna pregunta ¿porqué?. Una esperanza perdida ente el propio proyecto de vida, ¿de que sirve el esfuerzo por unos pesos cuando sales solo para escuchar que estás mejor adentro que afuera? teniendo la humildad de aprender pero no la suerte del donde. Un espíritu perdido en los ecos de su propia voz ante la soledad de su fría cárcel corpórea, perdiendo su pureza y aceptando su condición corrupta y humana. Una mente negada a crecer por sus propias cadenas y por estos pilares que le encierran (¿como vivir sin hacer referencia a Pink? al final todo es un muro donde los que nos quieren nos gritan esperando los podamos escuchar).

Pego el grito en el cielo, para todos aquellos que aún puedan oírme, pido perdón por estos pilares que han crecido en mi impidiendo el poder estrecharles la mano, pido perdón por este loco cuya mente le asfixia y cuyos pensamientos le sofocan, y espero entre todos encontrar una manera de destruir dichos pilares y avanzar, porque aún fluye vida por aquí y la sangre sigue estando caliente, antes que todo pase y lo poco que queda muera es necesario derribar todo aquello que impide avanzar, a costa de lo que sea necesario.

Dos fuerzas luchan en el interior, afuera y adentro de los pilares, con ecos muy parecidos y palabras muy usadas, discursos que me se de memoria, mi triste voz que queda apagada.
Dos fuerzas que claman una hacia dentro y otra hacia afuera, buscando algo de vida donde la otra asegura no hay nada más, y en este oscuro juego de desafío mi ser se llega a cansar.
Un grito en el cielo, buscando una mano amiga que pueda ayudar a sacudir tanta niebla, un grito que abogue por todo lo bueno que se fue, para que el que está vuelva a ser persona y recobre su valor, todo se ha perdido hace tiempo atrás, solo existe esta esperanza triste de volverlo a recobrar.
¿Acaso hay alguien afuera?


jueves, 19 de marzo de 2015

SUR

20 años han pasado y la herida sigue... 20 años en los que todo se transformó y quizás, perdió su color.
La melancolía es un sentimiento humano, como tal todo ser humano hecho y derecho es capaz de sentirla y entenderla; sin embargo la melancolía y la nostalgia son seres celosos, no se van con cualquiera y a sus victimas los hacen sucumbir en placer día tras día mostrando su belleza y su dolor al mismo tiempo. Muchos hombres y mujeres han caído ante tales besos, y eso le ha guiado desde a oscuros suicidios hasta bellas poesías y obras de arte, lamento de la existencia ante lo rápido que la vida avanza y lo efímero de su belleza. (Romanticismo puro para variar) 

Si, he leído muchos autores que extrañan, extrañan seres o situaciones del pasado, viven viendo el mundo que se desmorona a su alrededor dentro del lento avance de la existencia misma, he visto el humo de las calles, los sonidos viejos y gastados del fuelle del bandoneón, las letras gruesas colgando entre las paredes y el suelo, la mugre del tiempo cubriendo y amarilleando incluso mi propia pupila, los faroles titilando durante las noches de frío y los árboles resecos no se si por el otoño o por el mismo pesar de una sociedad con sueños de grandeza venida a menos tras el mal manejo de un gobierno y su explotación (Cita a SUR película de finales de la dictadura, filmada de forma sorprendente durante el 88, dos años antes de nacer)  si, el sur, tierra lejana que día a día se pierde mas y mas en mi memoria destruida por el lento avance de una existencia atemporal  llamada actualidad (otra vez sufriendo y recordando cosas del pasado, anhelos propios y anhelos no vividos) 

Los tiempos han cambiado si, es como si esa vida a la que me siento atado se fuera desvaneciendo y perdiéndose lentamente en el polvo y el recuerdo, muchas cosas ya no se si sucedieron o si las imagino, si mi memoria las reconstruyo para evitar mi delirio y que mi mente pueda decir "tengo recuerdos" y sigo avanzando, descubriendo nuevas cosas y dejando que la vida me sorprenda, aclare un poco mis ojos amarilleados por el pasado. (Algo en el pasado murió, la realidad es distinta ahora pero te es difícil ver hacia adelante, has aprendido mucho del pasado pero lentamente la vida te enseña que no lo es todo) ¿Porque cargamos con el muerto de nuestro pasado? Me he cansado de él y solo deseo liberarme, pero aún cuando lo tire y corra, aun cuando no mire atrás se que voltea a verme, no me odia por abandonarlo, pero ahí está y me sonríe, me saluda y espera, espera porque sabe que en algún momento algo me hará voltear y entonces volverá a colgarse de mis brazos como una amante que hace tiempo no se ve (también podría citar la sonrisa entre los barrotes de la ventana pero eso sería volver a SUR, podría decir que me gusta hundirme en la mierda y revolver todas y cada una de mis heridas, pero no es eso, simplemente ese avance es el que me hace ser quien soy).

Uno vive muchas vidas a lo largo de su vida, a veces van entrelazadas una con la otra, otras veces es solo una mera sucesión de eventos donde uno preside al anterior; hay vidas llenas de alegría otras de amargura, es el trajín y estancamiento del día a día que le da forma a nuestra ópera, el muerto con el que cargo es solo el dejo de una de mis vidas, que ha afectado a las demás, el convertirme en un eterno extranjero ajeno hasta en mi propio país, aprender a ser hombre siendo todavía un niño, descubrir todo lo que sucede a mi alrededor y como mi vida afecta en todo lo que me rodea; las múltiples parejas y la incertidumbre de si el amor triunfará o no en una relación. ¿Como es que, teniendo 24 años uno puede cargar con tanto y a la vez estar tan ligero? ¿Acaso este lento aprendizaje es tan grande que ni los años lo pueden abarcar? solo espero que el lento avance del tiempo no destruya más los pilares de aquellos momentos que tanto ame. (El eterno romanticismo decadente, añadiendo detalles grunge y góticos mismos de hace años, o es un estilo o es una pérdida de tiempo, el tan lamentado golpe de pecho quizás se podría evitar a la hora de describir pero haría de la composición una redacción fría y con poco sentimiento, de igual manera la vida es la misma sin importar la óptica que se maneje por lo que se recomienda al autor seguir adelante con su texto y quizás logre algo interesante)

Esto es algo con lo que se nace, la vida va forjando el acero de cada quien, luego con el paso del tiempo uno lo mira desde lejos y aprende a entender que sucedió en verdad, entonces se quita el pesar de la espalda y los ojos perciben de otra forma el polvo que les cubre, deja de haber dolor para ser solo una alegre nostalgia, nostalgia de algo hermoso, algo del pasado, algo que resurge cada tanto. (un final positivo recordando las viejas redacciones, se nota que no he cambiado, en fin los textos son para uno no para los demás, es una buena forma de volver a empezar)


jueves, 12 de marzo de 2015

La pajarera

El alma es un cuervo,
El alma es un cuervo y todos los días me mira, seré una imitación mala de Poe al decir esto pero me mira y dice el hoy se acaba, el hoy se acaba, cada mañana me levanto con el despuntar del sol y corro a través de paredes grises y árboles de ramas enmarañadas, el humo del tráfico se combina con el aire matinal mostrando lo monótono que es para muchos el llegar a tiempo al trabajo con un café en la mano y una pluma en el bolsillo; sigo andando y el cuervo me mira : el hoy se acaba dice y luego desaparece del mismo modo en que apareció.

Puedo ver las maravillas de este mundo y entender el silencio de la soledad, he perdido toda iniciativa y lo que hago es solo por desesperación, el cuervo habla en mi mente el hoy se acaba y no se que hago con él. Las palabras se entre cortan, su avance emula el andar de un viejo cuyos años han sido contados, ya no queda nada de ese recuerdo pasado donde el pensamiento fluía como una herida de guerra derramando sentimiento a donde fuera que pasara, quizás sea necesario buscar un nuevo flujo de ideas, pero cuando uno lee y no recibe nada, ve el exterior pero siempre regresa al hogar, cuando algo nuevo se seca y pudre a penas abrió los ojos, entonces algo parece andar mal.

Si me preguntan que he hecho de mi ser el silencio será mi respuesta, ya no escribo o pinto por placer, sino por desesperación, por necesidad de existir aunque sea de una forma deprimente en un texto árido como seco está mi corazón, (dios que figuras textuales más horrendas, el cliché del cliché eso es lo que escribo, acaso este texto no puede ser mas kitch).

¿De donde sacaré los colores ahora? ¿de donde nacerá el ácido placer de lo ininteligible? el alma es un cuervo esperando huir de su cárcel, una cruel pajarera que le prohíbe volar hacia sus propios horizontes. Cuervo, cuervo amado, no es una pajarera la que te detiene, no hay rejas que obstruyan tu paso ni placas que eviten tu visión, tu eres la pajarera cuervo mio, ser alado de mi alma, tu eres la pajarera son tus plumas para volar las que te encierran, debes arrancártelas para al menos tener una razón para no poder volar, son tus plumas y nada más las que te limitan, quizás y solo quizás el arrancarlas pueda renovarte. Cuervo oh cuervo mio, aunque te duela el alma como a mi me dueles tu es necesario que te sacrifiques, preciso y necesario es que te quites esas plumas, sal de la pajarera , destruye tu ser, sal de la pajarera, arráncate las plumas hasta quedar en carne viva, sal de la pajarera.