El Peregrino

Durante la

martes, 7 de abril de 2015

Transmutación de la carne

Muchas emociones, cambios en la perspectiva del pensamiento.
Un choque constante que implica golpes de acero dentro del interior, una cruz que se acerca para ser besada... Es necesario que muera, que algo muera dentro para dejar que todo lo demás exista. Impulso suicida por amor a todo, quizás la única forma sea resignarse, cerrar los ojos y dar aquellos pasos que en la oscuridad se niegan a ser andados.

Algo se retuerce ¿como matar una parte del propio ser sin destruir los mismos cimientos del ser? ¿como separar el trigo de los cardos y reproducir la buena semilla? ¿Es que acaso se está tan hundido en la abyección de lo insulso que resulta ser la misma existencia? Solo el beso del madero y el placer de ser clavado puede dar fin al tormento y los azotes de la inconsciencia y el opio de la mente infantil.

Todo se entrelaza siendo la misma raíz del problema la razón de su posible cura, aun dentro del tiempo perdido hay esperanza.sin embargo una necesidad es la que destruye lo poco que se logra crear, dos fuerzas en disputa, años de sedimentarse la tierra cuesta de mover es necesario renovar cada mañana la lluvia de luz que confiere la esperanza a los ciegos.

Lo efímero de las emociones asemeja a una hoja de un árbol arrastrada en el aire por la fuerza del viento así mismo el avanzar de los días parece eterno y también instantáneo como quien contempla el avance de la existencia a penas consciente de lo que esta implica.

Un placer cuando llega el anochecer trayendo consigo el regocijo, sudor en el rostro, cansancio en la espalda y la sonrisa de un niño que se mira siendo ya un hombre sensato. Ser humano implica vivir con el rostro cubierto sucio y sangrando, hay quienes lloran, otros se endurecen como piedra, pero pocos son los que sonríen, olvidan la perfección y disfrutan el fuego que les consume.

¿Que no es sino el impulso aquel que destruye y que fuerza al hombre a ir en contra de su naturaleza el mismo que le eleva a niveles no imaginados? ¿No es acaso el este el metal insulso y perecedero? ¿No es acaso la carne que fétida se corrompe y se vuelve polvo? ¿Donde pues quedan las alturas?¿Acaso existe un cielo?

Que las dudas del hombre no destruyan la potencia del Dios que en todo vive.

Y así como el metal corriente transmuta en oro tras exponerse al fuego que le consume del mismo modo la carne se consume transmutando un sueño del futuro en solo un bello recuerdo del pasado.

La carne debe ser medio y manifestación, ideas que solo se pueden realizar a través de ella y sin embargo son ajenas de toda concepción, una pequeña representación de las alturas en un instante, iridiscente aun cuando la concepción humana lo pierda y sea solo otra hoja que el viento decidió mecer.

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